Defaunación y caza (Dr. Jesús Nadal)

//Defaunación y caza (Dr. Jesús Nadal)

El Antropoceno (nueva época geológica) comenzó en 1950 con los residuos radiactivos de las bombas atómicas. Desde entonces, los humanos hemos provocado un cambio en el comportamiento del planeta debido a la producción química, los residuos de las industrias, los plásticos, las emisiones de gases, los desechos y las basuras, el calentamiento global, la acidificación de los mares, la alteración de ecosistemas y la desaparición masiva de biodiversidad (defaunación). Desde la década de los años 50 la caza menor está en recesión. Sin embargo es a partir de l982 cuando la aplicación de la PAC (Política Agraria Comunitaria) provoca el caos ocasionado por la destrucción de los hábitats y comienzan tiempos aterradores para la subsistencia de la caza menor silvestre. Es más reciente cuando las presiones de los grupos animalistas se han adueñado de las estructuras del estado para implantar la obstrucción a la gestión cinegética.

Nuestro más grave problema es que en muchos lugares no se está haciendo lo que se tiene que hacer para evitar la catástrofe, la desaparición de la caza menor silvestre. Hoy la defaunación es un hecho irrefutable, aunque sólo cierto a medias, ya que todavía quedan algunos animales. La caída sostenida en el tiempo del número de capturas ha ocasionado, con el paso de los años, un inmenso desánimo entre los cazadores de caza menor. En consecuencia, muchos han abandonado y otros se han orientado hacia la caza mayor. A diferencia de lo que han hecho los países vecinos socios comunitarios, nuestra aplicación de la PAC ha allanado el camino hacia la actual crisis de la biodiversidad. El cazador de menor es una especie más afectada por esta crisis. ¿Por qué está durando tanto este declive? La rarefacción de los animales silvestres tiene múltiples explicaciones que cambian de intensidad según los lugares, pero sin duda las más importantes en nuestro país han sido la política cínica para aplicar la PAC y el obstruccionismo a la gestión cinegética.

Un aspecto crucial que sigue sin comprenderse es la destrucción diaria del hábitat por la intensificación y el abandono agro-ganadero. La degradación de los hábitats ha venido conducida por la PAC y ha estado acompañada de otros factores como las concentraciones parcelarias, la intensificación de la producción usando técnicas agresivas con la vida silvestre: pesticidas, maquinaria, ciclos de cultivo, carreteras y tráfico. Todo ello conforma los síntomas de un problema más grande, la transformación del espacio rural que implica la defaunación de sus paisajes. Si hemos perdido los guardas de caza ¿quién se va a ocupar del cuidado de las poblaciones de animales silvestres? Han desaparecido los guardas que se ocupaban del control de predadores, de mantener las proporciones adecuadas entre la abundancia de las presas y los predadores. Esta trascendental tarea ha dejado de hacerse a pesar del grave daño que el exceso de predación ocasiona sobre la caza menor. Desde la Administración se prefiere no asumir el coste de la negativa imagen pública que genera el sacrificio de fauna silvestre (moda animalista), sin pensar que la existencia de la vida silvestre depende de la muerte y del equilibrio entre poblaciones.

No construir una cultura cinegética acorde con el tiempo actual, no disponer de criterios claros, funcionar con amaños que satisfacen algunos intereses especiales y guiarse por el amiguismo no da señales de limpieza y honestidad en la caza. ¿Qué perseguimos? pasar desapercibidos para no ser señalados porque está de moda disparar al cazador. ¿Qué historia nos identifica? ¿Qué historias nos contamos? ¿Qué relato estamos construyendo del cazador actual?

El cazador exterminador: al alba llegamos al monte a buscar el bando de 12 perdices que habíamos descubierto en la val seca, a las 14:00 ya no quedaba ninguna estaban todas en la percha ¡Qué gran cacería! ¡Qué poder de destrucción!

El cazador conservador: al alba llegamos al monte a buscar el bando de 12 perdices que habíamos descubierto en la val seca. Cuando habíamos logrado quitar un ejemplar y subirlo a la percha cambiamos de territorio buscando otro bando, nos llevó toda la mañana poder encontrar el segundo grupo que supo escapar sin dejarnos aproximar ¡Qué gran jornada! ¡Qué poder de evasión!

¿El número de piezas en la percha es lo que perseguimos? ¿Para qué cazar 90 perdices en la temporada, si durante la próxima el coto va estar vacío? Lo que nos importa es la madre, el número de animales que quedan en el monte para reproducirse, ya que lo que podemos cazar de forma sostenible son los excedentes que ha producido la madre (los ejemplares reproductores). El objetivo del cazador debe ser compuesto no sólo por el número de piezas para hoy, también para mañana y los años venideros. Mucho mejor si es un objetivo fijado en la calidad de los lances que exija la excelencia a las piezas y al perro. Porque de esta forma la caza es aprendizaje, diversión, superación, tensión y satisfacción.

Con la caída de las poblaciones de fauna silvestre, se ha desencadenado una poderosa corriente de repoblaciones con animales de granja, con el objeto de disponer de un sucedáneo para cazar en los cotos. El problema más grave es la sobrepresión que esta caza artificial ocasiona sobre la población silvestre, los caprichos tienen consecuencias. En las últimas cinco temporadas, la adversidad climática ha incidido negativamente sobre la reproducción y la abundancia de animales. Este año ha sido lo contrario, por lo que debemos ser moderados y juiciosos con el fin de conservar la necesaria madre para los años venideros.

 

Dr. Jesús Nadal García

Profesor del Departamento de Ciencia Animal

Universidad de Lérida

 

Foto: José Manzano

 

2018-10-09T12:47:04+02:00 9 octubre, 2018|Artículos técnicos|