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Las aves elegidas para mejorar sus poblaciones y para cebarse en roedores son especies muy especializa en micromamíferos. “El cernícalo es el único que, en alguna ocasión, pudiera cazar algún pollo de perdiz, pero el 50% de la dieta es topillo y el resto es un grupo muy amplio: lagartijas, ratones culebras, pajarillos pequeños… un espectro alimentario muy amplio” manifiesta Cuéllar.
“Nunca ningún cazador nos ha dicho que van a acabar con la caza. El problema al día de hoy de la caza es el uso intensivo de fitosanitarios. Cernícalos, cigüeñas y cazadores son competidores. Pero las especies que comen todo el tiempo fungicidas merman su productividad al estar impregnadas de fitosanitarios. Hay cazadores que apoyan bastante este programa puesto en marcha porque se dan cuenta del éxito de proyecto, y que es resultado de la buena sintonía entre agricultores, cazadores y ecologismo” añade el conservacionista.
En el marco del proyecto de control biológico del topillo, Grefa ha marcado con GPS algunos ejemplares anidados en las cajas nidos cuyo seguimiento permite profundizar en los pormenores de sus campeos y acciones. Es un proyecto que cuenta con el apoyo financiero del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
